lunes, 13 de agosto de 2012

Ella era una chica de las que no suelen bailar, era una chica de las que cantan en la ducha y luego lo niegan, era una chica de las que un día se comen el mundo y los dos días siguientes se hunden, era una chica amante del silencio, era una de esas chicas calladas, aunque a veces parezcan seguras y decididas. Él era un soñador, era un chico amante de las fiestas del sábado, un chico que decía sí a todo, él era seguro por naturaleza, él sacaba a las chicas guapas a bailar y nunca le decían que no, él siempre estaba rodeado de gente, siempre se estaba riendo. Pero los dos estaban igual de enamorados. Él le enseño a ella a ver el mundo con sus ojos, él le enseñó a ella a verse como él le veía. Aunque ella nunca logró enseñarle nada. Tal vez porque sus mundos no tenían nada que ver. Pero sigue pensando que, tal vez, algún día pueda enseñarle que siempre queda una esperanza, porque siempre sucede algo que no te esperas, como él, que no estaba en sus esperanzas, ni en sus planes. Ni si quiera estaba donde tenía que estar.

lunes, 9 de julio de 2012

He reido solo para hacer creer a la gente que soy feliz; he llorado hasta que se me agotasen las lágrimas; he perdonado lo imperdonable; he tenido, tengo y tendré a las mejores personas cerca; he querido como nadie lo hará jamás; he conseguido fuerzas donde no las había; he hecho reir a la gente con mil tonterias; he tendio el valor de construir un futuro que jamás se cumplirá; me he comportado como una niña pequeña solo para que vieran que todavía tengo algo inmaduro dentro de mi; he sido el pañuelo de lágrimas de aquellos que se han derrumbado; me he echo la sorda solo para no oír lo que no quería escuchar, y la ciega para no ver lo que dolía; he conocido al primer amor; he tenido enfrente al desamor; he tenido el coraje de decir lo que pienso; me he tragado mi orgullo para no perder a personas importantes; me he guardado cientos de lágrimas para hacer creer que soy fuerte; he tenido momentos de locura solo para ver como la gente es feliz.
Y hoy, he sido capaz de levantarme, mirar al frente y seguir adelante. 

sábado, 7 de julio de 2012




Algún día te levantarás y te darás cuenta de que ese no era tu sitio. Comprenderás que esas tardes que pasaste conmigo están en tus mejores recuerdos, que esos abrazos que nos dimos constituyen tu refugio, que mis caricias de terciopelo solo sabían estremecer tu piel. Abrirás los ojos, y por fin entenderás que siempre te quise, recordarás como te quise y sabrás que como yo lo hice nadie lo hizo jamás. ¿Tarde quizás? Mi corazón estará ocupado o no querrá estar a tu lado, porque como yo nadie te quiso, como tú nadie me lastimó. Y así son las leyes de la vida, quien mucho se ausenta, pronto se olvida.
Ahora tenlo en cuenta, piénsalo cuando me digas adiós.

lunes, 2 de julio de 2012


Comienza la sensación, te acercas, me acerco y tiemblo. Porque te tengo tan cerca de mí que puedo sentir el latir de tu corazón dentro de tu cuerpo. Me gusta ese sonido, pero prefiero sustituirlo por el de tus besos, así que ven un poco más. Que sea suave, sintamos el momento, siento como se me para el tiempo en tu boca. Me pierdo. Vamos lentamente, tú conmigo y yo contigo. Sé mi amigo, mi amante, sirve me de abrigo. Que te quiero, susurrado, gritado, rápido o lento te lo diría, te quiero.. así que quédate aquí a mi lado esta noche fría.

jueves, 28 de junio de 2012

Solemos decir: volvamos a empezar. ¿Volvamos a empezar a qué? ¿A discutir?, ¿a mentir?. Podemos volver a vivir el primer beso, el primer paseo, la primera partida al billar o a las cartas, el primer baño en la playa, la primera película, la primera canción, el primer abrazo, el primer: estaré aquí siempre,  la primera vez que salimos corriendo dejando el orgullo atrás; la primera cena juntos, el primer perdón, la primera caricia, la primera risa contagiosa o la primera vez que me hiciste cosquillas... Aunque no estaré dispuesta a vivir de nuevo los gritos, las discusiones, los celos, los "hasta luego tía", los "olvídame", los "no seguiré detrás tuya", los remordimientos de conciencia, los llantos, los "no te hablo, no te ruego", las mentiras... No, no estaré dispuesta a aguantar nada de eso, no estaré dispuesto a aguantar más falsas promesas, más falsos "te quiero".

martes, 26 de junio de 2012


e vuelto. Aquí estoy tan sola como siempre, pero ya no me preocupa. Creo que llegó el momento en el que prefiero tener un corazón vació a un corazón roto. Estoy cansada de sufrir. Prácticamente vivía entre decepciones. Ahora estoy dolida, pero fuerte. Me he hecho fuerte. Parece que es verdad, no maduramos con los años, sino con los daños. Últimamente todo han sido daños, perdidas, llantos, desespero y ansiedad. Pero se acabó, yo quiero tranquilidad. Quiero volver a sentarme aquí, con mi taza de té. Quiero sentarme aquí y hacer castillos con mis letras. Quiero volver a hacer lo que tanto amo. Quiero salir con mi cámara en mano, hacer poesía en mi cabeza y solo sentir cosas buenas. Quiero paz, y este mundo me da paz.


Ella no era chica de rollos de una noche. Nunca le gustó regalar sus besos, porque pensaba que era lo último que le podías dar a alguien: tu cuerpo. No había deseado unos labios que acabase de conocer, y si alguna vez lo hizo, supo disimularlo. Él era el típico chico que coleccionaba besos. Era aplaudido por sus amigos cada vez que su colección se agrandaba. Besos: muchos; sentimiento: no sabía el significado de esta palabra. Comenzaron a hablar, se conocieron una noche, ¿casualidad? Él pensó que era perfecta para agrandar su lista. Ella pensó que él podría ser perfecto a largo plazo. Bailaron, rieron, salieron de la discoteca:

-¿Te apetece dar una vuelta?-Se trasparentaron las intenciones de él.
-Es algo tarde, mejor otro día, ¿vale?
-Puedo acompañarte a casa si quieres.
-Vale.
Él rodeó su cintura durante todo el trayecto. Ella estaba empezando a rendirse, pero no quería, había oído hablar demasiado sobre él.
-Es aquí.
-¿Dos besos?
Ella no dio opción a nada más, aunque luego descubriría que había abierto la puerta del arrepentimiento. Sacó las llaves del bolso, y ahora sí, conscientemente abrió la puerta de su casa.
-Hasta luego.
-Adiós.-La puerta se cerró tras esta despedida, pero ella no subió las escaleras.
Él comenzó a andar con paso lento, rumbo a la discoteca, intentando olvidarse de la presa a la que no había sido capaz de cazar para localizar otra; pero algo le hizo detenerse. Lo mismo que hizo que ella volviese a abrir la puerta y comenzase a correr hacia él.
Se abrazaron, él la levantó en el aire, leyó sus ojos, respondió con un beso.