lunes, 13 de agosto de 2012

Ella era una chica de las que no suelen bailar, era una chica de las que cantan en la ducha y luego lo niegan, era una chica de las que un día se comen el mundo y los dos días siguientes se hunden, era una chica amante del silencio, era una de esas chicas calladas, aunque a veces parezcan seguras y decididas. Él era un soñador, era un chico amante de las fiestas del sábado, un chico que decía sí a todo, él era seguro por naturaleza, él sacaba a las chicas guapas a bailar y nunca le decían que no, él siempre estaba rodeado de gente, siempre se estaba riendo. Pero los dos estaban igual de enamorados. Él le enseño a ella a ver el mundo con sus ojos, él le enseñó a ella a verse como él le veía. Aunque ella nunca logró enseñarle nada. Tal vez porque sus mundos no tenían nada que ver. Pero sigue pensando que, tal vez, algún día pueda enseñarle que siempre queda una esperanza, porque siempre sucede algo que no te esperas, como él, que no estaba en sus esperanzas, ni en sus planes. Ni si quiera estaba donde tenía que estar.